Un taxi desde el aeropuerto de Barajas hasta el centro de Madrid cuesta en torno a 23 euros, pero con JoinUpTaxi y CabMix podemos ahorrarnos la mitad si lo compartimos con otra persona que haga el mismo recorrido. Las reglas del juego en el mercado actual de productos y servicios de consumo están cambiando y la premisa de que compartir es mejor que poseer está ganando fuerza.
El estudio “Tendencias del Consumo Colaborativo en España”, publicado recientemente en España por la empresa de carsharing Avancar, afirma que los españoles podrían ahorrar hasta 27.212 millones de euros si se acogieran al consumo colaborativo y evitaran la propiedad de bienes y servicios. Según este mismo informe, Madrid y Cataluña son las comunidades autónomas más concienciadas con la economía compartida, con un 81% y un 79% de los encuestados respectivamente que afirman haber utilizado un servicio compartido.
Conscientes de todas las implicaciones que presenta este nuevo fenómeno económico y el impacto que está teniendo en el mercado, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) lanzó hace unas semanas una Consulta pública sobre los nuevos modelos de prestación de servicios y la economía colaborativa. Su objetivo es analizar qué es lo que está sucediendo en el mercado económico actual, para poder obtener conclusiones y recomendaciones que faciliten la regulación de estos nuevos modelos económicos.
En España podemos encontrar gran variedad de proyectos colaborativos: compartir plaza de garaje, casas, coche, moto, espacio de oficina, conexión Wi-Fi, tarifas de tren… En países más desarrollados dentro de este ámbito, como EE.UU, hay incluso quien alquila el taladro que no usa por 10 dólares al día… Y es que como decía Brian Chesky, fundador y CEO de Airbnb, en Estados Unidos existen aproximadamente unos 80 millones de taladros, cada uno de los cuales tiene un uso medio de unos 13 minutos a lo largo de su vida útil. Siendo esto así, ¿Necesitamos tener un taladro en propiedad? ¿no sería más rentable pagar por su uso cuando realmente lo necesitemos?
Todos los proyectos colaborativos tienen algo en común: se apoyan en las tecnologías y se dan a conocer a través de redes sociales, donde es posible realizar interacciones entre individuos de forma masiva. Las redes sociales permiten a los ciudadanos conectar con otras personas y organizarse en relación con cuestiones que le preocupan consiguiendo crear masa crítica suficiente para que sus demandas sean atendidas. Los principios básicos sobre los que se sustentan son la reciprocidad, la confianza y la ayuda mutua.
Por primera vez, el ciudadano toma conciencia de su poder en la sociedad, y está aprendiendo a usarlo.