La concentración urbana, que ha demostrado un gran papel en el terreno socioeconómico, plantea problemas de difícil solución. Según estimaciones de la ONU, para el año 2050 dos tercios de la población mundial estará concentrada en grandes zonas urbanas, con un notable incremento desde el 54% actual. Este crecimiento ejerce una enorme presión sobre las infraestructuras y el medio ambiente de las ciudades, pues a lo largo de las próximas décadas las «megaciudades» tendrán que hacer frente a problemas cada vez más multidimensionales: abastecimiento energético, emisiones de dióxido de carbono, planificación del tráfico automovilístico, provisión de bienes y materias primas, la prestación de servicios sanitarios y de seguridad.
Ante este panorama, gobiernos y empresas están tomando conciencia sobre la necesidad de comenzar a construir un futuro sostenible en las urbes del presente, buscando soluciones que logren un equilibrio entre las necesidades de movilidad y accesibilidad, permitan a los ciudadanos disfrutar de la ciudad con desplazamientos seguros y eficientes, al tiempo que se favorezca la protección del medio ambiente, la cohesión social y el desarrollo económico.
Las ciudades inteligentes o smart cities se erigen como la gran oportunidad para gestionar de la forma más eficiente ese futuro eminentemente urbano. Estas urbes se sirven de infraestructuras, innovación y tecnología para la mejora de los servicios públicos, la gestión de la energía y los recursos naturales, la mejora del transporte y la movilidad, la seguridad ciudadana y la protección civil, la transparencia, colaboración y la participación ciudadana, etc.
Cada vez más ciudades del mundo se suben al carro de la innovación y se dotan de soluciones tecnológicas para ser inteligentes. Son los casos de Songdo, en Corea del Sur; Dholera, en el corredor industrial Delhi; o Masdar City, en Abu Dabi. Todas se piensan verticales y sostenibles. Pero la ciudad que se ha hecho con el reconocimiento de la ciudad más inteligente del mundo -según se sentenció en el último Smart City Expo World Congress celebrado en Barcelona- es Tel Aviv. La capital de Israel, reconocida también por ser cuna de startups o empresas emergentes ganó este título gracias a la apuesta del gobierno municipal por un nuevo modelo más colaborativo con sus ciudadanos, que aprovecha el potencial de las tecnologías digitales y la geolocalización mediante tecnología Wi-Fi.
Como vemos, las retos a los que se enfrentan las ciudades son infinitos, y el camino no ha hecho más que empezar.