Cuando Àngel Arbonès era pequeño y su padre le regaló una caja para guardar sus juguetes, él la utilizó para jugar en lugar de guardar nada en ella. Quizá por eso, al entrar en la web de ‘la capsa de l’àngel’ se lee esta frase: ‘Cuando un niño encuentra una caja y se pone a jugar, la caja se convierte en algo mágico y nadie puede imaginarse qué puede salir de ella’. Esta parece ser la filosofía de los juguetes, de los pequeños muebles y de los objetos de decoración que crea Àngel. Todo lo que hace lo hace a mano, con afecto y a medida.
¿Qué salió de aquella caja que te dio tu padre cuando eras pequeño?
Pues supongo que muchas cosas. Te das cuenta de ello con el tiempo. Porque una caja, en principio, es una cosa vacía para guardar cosas, pero cuando un niño la coge su imaginación es capaz de transformarla totalmente, es un juguete, una casa, un coche, una nave espacial, lo que quieras. Al final se trata de eso, de ser capaces de ir más allá, de no rendirse y de no ver los límites sino los retos, incluso allí donde parece que no se pueda hacer nada.
¿Por qué te fascina tanto la madera? ¿Quizá porque tu padre era carpintero?
Me imagino que el hecho de tener un padre carpintero sí que influyó. Las virutas, las máquinas trabajando con aquel ruido o algunos juguetes que surgieron de su taller. Aunque la madera, para mí, es un material cautivador por la variedad de texturas, de colores, de dureza… Cada tipo de madera exige un trabajo diferente, lo que hace que cada pieza adquiera personalidad propia. Además, cada maestro carpintero es libre de hacer la misma pieza con una técnica diferente, y siempre estará bien hecha.
¿Qué factores de sostenibilidad tienes en cuenta a la hora de trabajar?
Aprovechar los materiales en desuso o los objetos que me traen mis clientes y amigos ya es una buena manera de reciclar, pero además, intento llevar a cabo mis proyectos con maderas que cumplen las certificaciones FSC de gestión forestal. También utilizo esmaltes y barnices acrílicos que, además, son adecuados para uso infantil.
¿Cómo ha influido en tus juguetes el hecho de haber trabajado en centros de educación infantil?
Personalmente lo disfruté mucho, fue una experiencia muy enriquecedora. Durante aquellos años aprendí a trabajar sin correr, teniendo siempre presente la seguridad de aquellos niños y niñas. El hecho de estar envuelto constantemente de niños mientras trabajaba me obligó a replantear la manera de hacer las cosas para hacerlas más simples. Cualquier acto, por sencillo que pueda parecer, despierta la curiosidad de niños y niñas, sobre todo de los más pequeños. Habitualmente, la mayor parte de las herramientas manuales que llevaba conmigo resultaban ser artilugios con los que podían hacerse daño, y en cualquier mueble o proyecto que realizaba había una serie de normas de seguridad que era necesario tener en cuenta: el tipo de madera, los acabados, las formas, etc.
¿Cómo debe ser un buen juguete?
Bonito para padres y madres, divertido para niños y niñas y duradera… Por eso me gustan de madera.
¿Qué proceso sigues para hacer realidad los muebles o los objetos de decoración que diseñan o imaginan tus clientes?
De entrada, hablamos, me explican la idea que tienen, a veces incluso algunas personas vienen con un esbozo hecho. Hablamos de decoración, de cómo les gusta, de colores preferidos, de qué estilo tiene el lugar donde se encajará el objeto en cuestión… A partir de aquí, hago esbozos con medidas proporcionadas y, si es necesario, con las diferentes opciones que puede haber. Hablamos de nuevo y escogemos lo que más les gusta. De aquí nace un presupuesto que, en caso de ponernos de acuerdo, nos llevará a iniciar el proyecto.
¿Cuál es el objeto o el mueble más extraño o difícil que te han pedido?
Normalmente, los objetos que me piden no son demasiado extremos, aunque una vez se pusieron en contacto conmigo para que diseñara una sillita de juegos para niños. Tenía que tener la función de silla, pero también tenía que incluir unos sticks de hockey, pelotas en el asiento, palas de playa, bolos… Todo tenía que ser desmontable para poder jugar, y en colores muy brillantes que gustaran a los pequeños… Tengo que reconocer que me costó un poco.
En tu web también hemos leído esto: ‘A veces, solo es necesario un toque de color diferente o un dibujo para convertir una pieza aburrida en un objeto que se quiere conservar’. ¿Puedes poner un ejemplo?
Sí, es fácil. Se trata de personalizar los proyectos, cada pieza que hago está pensada para una persona diferente, y por lo tanto, me toca saber encontrar los colores que le gustan o cómo decorarla. Por ejemplo, una sencilla caja con ruedas para guardar juguetes, cuadrada, con laterales lisos… Pero con tu nombre pintado en grande y en color rojo.
Y la restauración, ¿qué papel tiene en tu día a día?
Restaurar muebles solo es una parte de mi trabajo, como diseñar, cortar, montar o barnizar. Resulta necesario para aprovechar algunos objetos que llegan al taller y dar una nueva vida a las maderas con que están hechos. En la mayor parte de proyectos, la restauración es el principio, pero siempre va encaminada hacia a un objeto o mueble nuevo.
¿Has regalado ya la caja de madera a tus hijos o hijas? ¿Qué ha pasado?
Mi hijo de seis años ya tiene su caja de madera, pero él vive otra época… Le he visto guardando la tablet en ella.
La capsa de l’Àngel forma parte de la comunidad de producción ética y consumo responsable Thentics.com
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