Philip Monaghan es fundador y director de Infrangilis, y un reconocido líder y estratega de la sostenibilidad con más de 20 años de experiencia internacional, miembro de la comunidad Sustainable Brands. Dentro de la serie de artículos «Lobbying for good», ha escrito sobre la iniciativa de las empresas que luchan por la creación de empleo de calidad, Business Campaign for Decent Jobs.
Según sus datos, desde que estalló la crisis en 2008, algunos países ya se han recuperado al menos en aspectos macroeconómicos, pero en términos salariales, esta recuperación no se está repartiendo de manera equitativa. Tras la crisis, los empleos son peor pagados y de peor calidad, de forma que, por ejemplo, en el Reino Unido, el PIB percápita hoy es un 6% inferior al pico alcanzado justo antes de la crisis. Y esto es preocupante porque pone en entredicho la verdadera capacidad de la economía para remontar sobre bases sólidas.
¿Qué ocurre cuando las compañías que contratan ahora en peores condiciones que en 2008 piensan en su responsabilidad corporativa? El trabajo decente va ligado a una recuperación sostenible e inclusiva, ventajas competitivas basadas en la calidad, la productividad de los trabajadores y el servicio al cliente; la creación de empleo y un sistema de impuestos y gastos eficiente. En consecuencia, una nueva vanguardia formada por empresas responsables está dispuesta a luchar por empleos decentes «predicando con el ejemplo» y presionando a las autoridades (haciendo eso que se llama «lobby» y que tiene tan mala fama) para desarrollar políticas públicas que creen un marco legal que facilite o incluso obligue a otras compañías a hacer lo mismo.Así surge la campaña «Empresas por el empleo decente», lanzada en octubre y que tiene el objetivo de revertir la cultura imperante en grandes y pequeñas empresas, basada en que mejores condiciones laborales son malas para el negocio. Coordinada por Infrangilis, la campaña cuenta ya con una primera ola de firmantes que se erigen como empresas decentes y rentables de todos los sectores, incluidos el financiero, la construcción, la energía, los alimentos, la consultoría y la venta minorista.Esta campaña no partidista se posiciona como una de las principales voces de la comunidad empresarial, a diferencia de la sociedad civil. Se pide al gobierno a avanzar más allá de la acción voluntaria para hacer tres cosas:
1. Mandato un salario digno. La idea es que esta es la tasa de pago mínimo necesario para permitir que los trabajadores llevan una vida decente. El salario digno se establece ahora voluntariamente para el Reino Unido en 9,15 libras esterlinas (11,5€) por hora en Londres y 7,85 (casi 10€) por hora en el resto del país. En comparación, el salario mínimo nacional es significativamente menor. Más de uno de cada cinco de los 25 millones de trabajadores británicos se les paga menos que el salario digno, según KPMG. Esto atrapa la «trabajadores pobres» en un ciclo inacabable de pobreza.
2. Poner fin a la utilización abusiva de contratos de horario variable. La flexibilidad en las horas de trabajo puede ser de mutuo beneficio para el empleado (que puede atender mejor a su familia) y para el empleador (que cuenta con el personal necesario según las fluctuaciones en la demanda del mercado). Sin embargo, algunos empleadores sin escrúpulos aprovechan esa flexibilidad para un millón de horas extra que no se pagan (en España estas horas equivalen a más de 273.000 puestos de trabajo) y contratos que se cancelan sin previo aviso.
3. Aprovechar la contratación pública para premiar a los empresarios decentes. Los criterios para la concesión de todos los contratos deben ser renovados para incentivar estándares laborales más altos, que van desde contrataos de formación para jóvenes hasta el reciclaje de profesionales de más edad o la reincorporación de las mujeres al mercado laboral tras años dedicados al cuidado de los hijos.
«No deje que los detractores le digan que no se puede hacer, el cambio ya está aquí», asegura Monaghan, quien pone como ejemplo una campaña similar en EEUU, en la que 200.000 empresas han demostrado que mejorar los salarios y las condiciones laborales no es malo para la economía. Un 80% de los ciudadanos apoya la iniciativa, que ya se ha convertido en ley en Seattle, Massachusetts y el distrito de Columbia). «Así que si usted es un verdadero defensor de la responsabilidad corporativa, ¿seguro que está haciendo todo lo posible para lograr un crecimiento inclusivo?».
Si su empresa quiere participar en el debate y difundir la información sobre la campaña, únase en la conversación en Twitter a través del hashtag #BizCampaign4DecentJobs promovida desde @infrangilis_ltd