Tomates deformes, zanahorias bifurcadas, sandías más alargadas de lo normal… Cada vez es más difícil toparse con alguna de estas frutas en el supermercado, porque se retiran de los establecimientos comerciales por su aspecto. El canon estético dicta lo que llega y no llega a las tiendas y condiciona nuestra dieta hasta límites insospechados.
Entre tanto, se pierden toneladas de alimentos sanos cuyo único pecado es haber crecido fuera de las normas estéticas que impone la industria alimentaria.
Hace un año, la firma de distribución francesa Intermarché llevó a cabo una campaña por la cual ofrecía en sus supermercados las frutas y verduras con peor apariencia física un 30% más barata. En total, 1.200 kilos de frutas y verduras “feas”, pero no por eso de peor calidad.
La campaña fue un éxito y tuvo muy buena acogida, tanto por parte de los ciudadanos como por los medios de comunicación, instituciones públicas, etc. Tanto fue así que Intermarché decidió ampliarla a toda su red de distribución y ahora vende estas frutas y vegetales adjetivadas como «inglorious» (vergonzosas) durante todo el año.
El movimiento en defensa de las frutas y verduras poco agraciadas se ha extendido por toda Europa y cada vez surgen nuevas y simpáticas iniciativas. En Lisboa, por ejemplo, un grupo de jóvenes se han unido para repartir frutas y hortalizas imperfectas que, de otra manera, hubieran acabado en la basura. La iniciativa, conocida como “Fruta Feia”, ha sido replicada en ciudades españolas como Salamanca, y parece que la tendencia irá creciendo en los próximos meses.
El proyecto Espigoladors, que se desarrolla en Cataluña, recupera fruta y verdura que no entra en el círculo comercial bajo la etiqueta “im-perfect” y la destina a entidades que reparten alimentos a personas en riesgo de exclusión social.
Mutato-Projetc es una colección visual realizada por el artista alemán Uli Westphal que retrata diferentes frutas y verduras con formas raras. Este primer proyecto ha derivado en otro que denuncia la pérdida de la diversidad natural Cultivar Series, fotos de alimentos que ya no se cultivan porque no entran dentro del modelo del sistema alimentario actual.
En Berlín, las fundadoras de Culinary Misfits recorren desde hace tres años los mercados y eventos de la ciudad con su carrito para recoger alimentos feos. Ahora tienen un establecimiento en el centro de Berlín, donde además imparten talleres. El objetivo de Culinary Misfits es lograr que los consumidores seamos capaces de valorar el alimento independientemente de su apariencia y provocar así un cambio de conciencia que impida que una zanahoria acabe en la basura por no ser estéticamente perfecta.