Con el propósito de llegar a un acuerdo mundial de reducción de emisiones, que ponga freno al cambio climático y que sustituya al Protocolo de Kioto, este lunes se inició en Ginebra una nueva ronda de negociaciones -que durará hasta el viernes- en la que participan representantes de los 195 Estados miembros del Convenio de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC).
El objetivo es avanzar en la elaboración de un nuevo Tratado Internacional que establezca el marco global de lucha contra el cambio climático a partir de 2020, y para el cual se busca recortar el borrador de 38 páginas negociado en Lima el año pasado y que muchos ven como inviable.
La cita final está marcada para el próximo mes de diciembre en París, y tras Ginebra habrá otros dos encuentros, uno en Bonn y otro en la capital francesa, en los que además de resolver una gran cantidad de interrogantes, los 195 países deberán expresar públicamente cuáles son sus intenciones de recortes de emisiones y para qué periodo.
Para que las negociaciones surjan efecto deben suceder tres cosas: que los países expongan sus compromisos; que se establezcan mecanismos de revisión del cumplimiento de los compromisos; y que se creen sistemas de rendición de cuentas. El problema estriba en la división de intereses que existe entre los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo, es decir, los que están en pleno proceso de industrialización. ¿Cómo hacer ver a los países en vías de desarrollo que no pueden contaminar tanto como lo han hecho los países más industrializados y deben apostar por economías bajas en carbono? y ¿cómo convencer a los países desarrollados de que tienen que realizar ya la transición hacia una economía menos dependiente de la energía fósil y dejar paso a las energías más limpias, con el fin de mejorar el nivel de vida de todo el planeta?
Como dicen muchos expertos en desarrollo sostenible, como Nicholas Stern y Jeffrey Sachs, somos la última generación que puede detener el impacto del cambio climático. El tiempo para hacer de la Tierra un lugar más habitable y sostenible, con el aumento exponencial de la población, se agota. Por eso, los ciudadanos, la sociedad civil, debemos instar a los gobiernos -que al fin y al cabo son nuestros representantes- para que lleguen a acuerdos ambiciosos, al mismo tiempo que cada uno de nosotros colabore en este propósito poniendo su granito de arena para mejorar el mundo del mañana.