Imagine que su empresa se adhiere a un compromiso con la ONU que les obliga a cosas tan básicas como respetar los derechos humanos, abolir el trabajo infantil, utilizar tecnologías respetuosas con el medio ambiente, y luchar contra la corrupción, con el fin de crear una masa crítica de buenas empresas que sea suficiente para cambiar el mundo. Y que pasado un tiempo, la ONU te expulsa por no haber comunicado durante dos años qué has hecho realmente por esos propósitos. Pues eso es lo que les ha ocurrido en 2014 a 657 empresas adheridas al Pacto Mundial de la ONU, 372 de ellas en el segundo semestre, lo que supone el 10% de las 3.760 empresas adheridas al programa.
En el otro extremo, están las 197 empresas que han alcanzado el nivel más avanzado en el compromiso con la transparencia y la rendición de cuentas, y las nuevas incorporaciones al Pacto Mundial, que suman 729 a lo largo de 2014 y siguen siendo más que las expulsadas.
Las empresas participantes en el Pacto Mundial se comprometen a incorporar estos diez principios a sus estrategias de negocio y a las operaciones del día a día. Como parte integral de su compromiso, las empresas deben emitir una comunicación anual pública a los interesados sobre los progresos realizados en la aplicación de los diez principios. Las empresas que no presenten un COP por dos años consecutivos no han cumplido con su compromiso con el Pacto Mundial y son expulsadas del programa.
Una Comunicación sobre la política de compromiso (COE), introducida en octubre de 2013, también requiere que los participantes no empresariales muestren sus actividades específicas en apoyo de la iniciativa de las partes interesadas cada dos años, así como los resultados de estas acciones. Los participantes no empresariales que no presenten un COE cada dos años también se enfrentarán a la expulsión de la iniciativa.
«Negocios, gobiernos e inversores deben actuar con rapidez para lograr una masa crítica de empresas que actúan con responsabilidad», indicó el director ejecutivo del Pacto Mundial de la ONU Georg Kell, ya que si bien «un movimiento global está en marcha, el cambio de los mercados internos y el éxito financiero a largo plazo va mano a mano con la responsabilidad social y ambiental y la ética«. Argumentó que «mientras que los mercados y los gobiernos no recompensen las prácticas empresariales sostenibles de las empresas, las empresas carentes de responsabilidad podrán seguir ganando contratos, tomar atajos y buscarán ganancias a toda costa«.
A finales de 2013, el Pacto Mundial de la ONU lanzó una guía para que las empresas aprendieran a gestionar e informar sus efectos directos e indirectos en la política climática. La guía fija unas expectativas de referencia para que las empresas proporcionen información proactiva y constructiva a los gobiernos, encargados de proponer y aplicar políticas medioambientales eficaces. También ayuda a las empresas a conectar los compromisos de sostenibildad (mejoras en eficiencia energética, reducción de emisiones en la cadena de valor) con la política corporativa de cada compañía.