La pequeña ciudad holandesa de Krommenie ha sido la primera en tener una vía pública solar, un carril bici asfaltado en parte con células capaces de captar la luz del sol para generar electricidad. Las células se hallan entre dos capas de vidrio de seguridad, incrustadas en planchas de hormigón capaces de soportar el paso de cientos de ciclistas a diario. La energía que generan se traslada a la red eléctrica nacional, según nos cuenta Mike Hower en este post.
Una compañía llamada SolaRoad ha creado estas planchas prefabricadas tras años de ensayos y pruebas para garantizar su durabilidad y manejabilidad. El tramo que acaba de entrar en servicio mide algo menos de un kilómetro, pero es capaz de generar energía eléctrica suficiente para satisfacer las necesidades de dos o tres viviendas durante un año.
Los paneles en carretera son menos productivos que los instalados en los tejados: generan aproximadamente un 30% menos energía porque no pueden aprovechar la inclinación del tejado para hacer un aprovechamiento máximo de la energía del sol. Sin embargo, esto se podría ver compensado si se generalizase el uso de paneles en las carreteras puesto que éstas ocupan mucha más superficie que los tejados capaces de soportar paneles solares convencionales.
La tendencia a integrar paneles solares en el pavimento también está alcanzando buenos resultados al otro lado del océano. En el estado norteamericano de Idaho, una pareja ha desarrollado un sistema modular de pavimentación que puede instalarse en carreteras, aparcamientos, aceras, parques y carriles bici y que generan electricidad para que la aprovechen aquellos establecimientos y hogares que estén conectados a la red de los generadores. La superficie de vidrio de que están dotados estos paneles ha sido probada para la tracción, carga y resistencia al impacto en laboratorios de ingeniería civil de todo el país, superando todos los requisitos para su instalación. Para desarrollar este sistema, sus creadores abrieron una campaña de crowdfunding que ha recaudado ya más del doble de lo que se habían marcado como objetivo.
Pero son muchos los ingenieros, innovadores y técnicos los que están trabajando en diseñar cada vez más elementos de aprovechamiento para la luz solar. A principios de 2014, un grupo de diseñadores logró desarrollar un sistema portátil (de extraordinaria simplicidad y agradable diseño) que absorbe la energía solar y la convierte en electricidad para su uso cotidiano a pequeña escala. Se puede conectar a una ventana o a una pared que reciba una gran cantidad de luz del sol, y tras ocho horas de carga, tiene capacidad para generar 10 horas de energía para cargar un teléfono o cualquier otro dispositivo que precise electricidad.
Mike Hower es miembro de Sustainable Brands y experto en temas de sostenibilidad y políticas públicas. Puedes leer más artículos de este autor aquí.